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MINISTERIO FAMILIAR - PROVIDA
Él no eligió grandes bienes ni abarcó las mejores posesiones, no buscó sobresalientes lugares ni los mejores paisajes. No puso el sol bajo sus órdenes ni decidió nacer en medio de las estrellas.
Él en cambio, sobresalió por su pequeñez y eligió una FAMILIA para mostrarse a la humanidad.
El hijo de un carpintero (la más humilde profesión) y de una humilde mujer aldeana y campesina, que en medio de las pruebas confiaron en el Señor, en el Dios de sus padres que les dio la salvación.
El amor y la aceptación de su querer, son la ofrenda de mayor agrado a los ojos de Dios.
Nuestro Señor en cambio, no sólo conservó el alma, sino que también se hizo pequeño físicamente. Pasó por las pruebas y necesidades que cualquier familia pasaría en medio de la pobreza o de la carencia económica.
En este mismo ejemplo de confianza, obediencia, con la mirada en el Padre y deseoso siempre a agradarle y hacer su santa voluntad, buscamos testimoniar el amor auténtico partiendo de la familia donde se aprende a abrazar, besar y sintiéndose amado podrá amar, hablar, compartir, escuchar, temer a Dios; fundamento que se ha perdido ante una sociedad materialista. Es rescatar el reconocimiento de nuestro creador, fuente de donde brota toda fuerza y valor para resistir a las leyes injustas de los hombres. Es despertar conciencias ante la gravedad de la ausencia de Dios en los hogares y anunciar con verdad el valor sagrado e inviolable de la vida en todas sus fases y bajo cualquier situación, pues hay que “obedecer a Dios antes que a los hombres” Hch. 5, 29
Comunicar el evangelio de la vida con alegría, acogiendo a nuestros hermanos como don mismo del amor de Dios, reconociéndolos y amándolos por su dignidad de personas y no por otros factores.
Nuestra madre nos impulsa a salir adelante ante esta gran lucha de cultura de muerte, Ella en su aprobación en la anunciación y su maternidad, son el origen mismo del misterio de la vida, expresada en su explosión de alegría y alabanza ante esta gran bendición.